lunes, 9 de enero de 2012

Woody Allen (1 de diciembre de 1935; Brooklyn, Nueva York, EE.UU.).

Realizador, actor y guionista cinematográfico. Nacido en el seno de una familia judía, con el nombre de Allan Stewart Königsberg, a temprana edad comenzó a escribir chistes para revistas de humor y cómicos profesionales, como Sid Caesar, Art Cartney y Ed Sullivan. En los ’60 actuó como cómico y animador en diversos espectáculos, incluyendo la televisión. Desde 1965 en el cine, al principio intervino como guionista y actor. A partir de 1969 comenzó su carrera como director. Cineasta prolífico, paulatinamente se fue convirtiendo en uno de los más respetados e influyentes del cine norteamericano. 
Allen ha incursionado también en el teatro e incluso es autor de algunos libros. Su especialidad es la comicidad, caracterizada por los diálogos chispeantes, los juegos de palabras, los gags satíricos y caústicos y las referencias culturales y artísticas. Los temas de muchas de sus películas han sido autorreferenciales, y han tenido que ver con sus obsesiones: la fragilidad del amor, la inestabilidad de la pareja, el sexo, el peso de la culpa, el psicoanálisis, la muerte, la posición ante la creencia religiosa, la intelectualidad y su snobismo, los ambientes urbanos, el arte, la cinefilia, la pasión por la música, etc. El conjunto, en sus obras mayores, ha sido un cóctel realmente apasionante.
El aporte de Woody Allen a la comedia ha sido fundamental, aunque también ha incursionado con mayor o menor acierto en el drama (“Interiores”, 1978; “Recuerdos”, 1980; “Setiembre”, 1987; “La otra mujer”, 1988; “Match Point”, 2005 y “El sueño de Cassandra”, 2007), en algunos casos con claras influencias de algunos directores europeos (Bergman, Fellini). Algunas de estas últimas –particularmente “Setiembre” y “El suelo de Cassandra”– han quedado lastradas por el sofocante tratamiento de las tensiones dramáticas.
Desde lo formal, Allen ha recurrido a ciertos recursos que ha sabido emplear adecuadamente, tales como los personajes hablando a la cámara, la voz en off, resoluciones inverosímiles (un actor que “escapa” de una película, personajes de ficción literaria que se encarnan en seres reales, muertos que entablan diálogos con individuos vivientes, etc.). Abundan las frases ingeniosas y controvertidas. Pero quizás el aspecto más notable del cine de este realizador ha sido la precisión y eficacia con que ha intercalado algunos gags brillantes dentro de tramas tensas y complejas.
 
“Robó, huyó y lo pescaron” (1969), su primera experiencia como director, reveló su impericia en la narrativa cinematográfica, aunque es una obra plena de momentos de comicidad. Durante los ’70 fue paulatinamente puliendo su estilo y su capacidad como cineasta, para llegar a realizar obras notables como “Dos extraños amantes” (1977), “Interiores” (1978) y “Manhattan” (1979). En la década siguientes merecen destacarse por su excelencia: “La rosa púrpura de El Cairo” (1985), “Hannah y sus hermanas” (1986) y “Crímenes y pecados” (1989). Los ’90 significaron una época en donde Allen aportó varias cintas excelentes, como “Misterioso asesinato en Manhattan” (1993), “Disparos sobre Broadway” (1994), “Todos dicen te quiero” (1996) y “Los secretos de Harry” (1997).
Posteriormente, Woody realizó varios filmes decididamente mediocres, como “Melinda y Melinda” (2004), “Scoop” (2006), “El sueño de Cassandra” (2007) y “Vicky Cristina Barcelona” (2008) y otros algo más logrados: “La maldición del escorpión de jade” (2001) y “Match Point” (2005). Ello implicó que el respetado director fuera perdiendo vigencia entre no pocos críticos, que le cuestionaron cierta tendencia a la reiteración y a la falta de inspiración. Sin embargo, un aspecto es irrebatible: aún en sus obras menos logradas, difícilmente el viejo Woody filme películas carentes de interés, circunstancia que lo sigue manteniendo por encima de otros directores que suelen ser consagrados por el snobismo de la crítica y cuyo pretendido esplendor no va más allá de unos pocos años. Por otra parte, algunos de los últimos títulos de Allen, aunque no hayan logrado la excelencia de sus obras mayores, son películas meritorias. Es el caso de “Que la cosa funcione” (2009) y “Medianoche en París” (2011).
“Dos extraños amantes” obtuvo Oscars a la mejor película, al mejor guion original y a la mejor actriz protagónica (Diane Keaton). “Hannah y sus hermanas” ganó Oscars al mejor guion original, mejor actor secundario (Michael Caine) y mejor actriz secundaria (Dianne West). Esta última accedió a un Oscar similar por otra película de Woody Allen: “Disparos sobre Broadway”. Como guionista o director, Allen ha sido nominado en numerosas oportunidades para un Oscar.
Muchas de sus películas han tenido elencos realmente estelares. Quizás por ello, a partir de los ’80, en general sus protagonistas principales son presentados en los títulos de crédito ordenados alfabéticamente. Diane Keaton y Mia Farrow, ambas ex parejas de Woody Allen, han sido los intérpretes que más películas han filmado bajo la batuta de este realizador. En ocasiones, ha trabajado como actor en filmes de otros directores, como “Sueños de un seductor” (Herbert Ross, 1972), “El testaferro (Martin Ritt, 1976) y “Escenas en un supermercado” (Paul Mazursky; 1991).      

0 comentarios:

Publicar un comentario

Share

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More