miércoles, 27 de julio de 2011

“La diligencia” (“Stagecoach”)

Origen: E.E.U.U. (1939). Dir: John Ford. Prod: Walter Wanger y John Ford. Guion: Dudley Nichols, basado en el relato “Stage to Lordsburg”, de Ernest Haycox. Fotog: Bert Glennon. Montaje: Otho Lovering. Protags: Claire Trevor, John Wayne, Thomas Mitchell, George Bancroft, John Carradine, Andy Devine. Duración: 97 minutos.

“La diligencia” está considerado el primer western prestigioso de la historia del cine, pero es bastante más que eso. Se trata de una de las grandes obras de John Ford. Film esencialmente épico, define magistralmente los elementos que caracterizarían al género del Far West, un aporte que EEUU ha legado a la cinematografía mundial. Por otro lado –y a diferencia de casi todos los westerns posteriores– es una película coral. Todos los personajes principales tienen un grado de protagonismo similar.
 
Narra el viaje de un carruaje a través del desierto, desde la población de Tonto a la de Lordsburg. Esta diligencia recorre espacios grandiosos y desolados, filmados con una notable fotografía en blanco y negro. En esos parajes siempre está la amenaza del indio, que en algún momento se concreta. Pero además, la tensión dramática no decae un instante, merced al dinamismo de la historia que remarca las interacciones entre los personajes. El cowboy perseguido, el médico borrachín, la mujer de vida airada (expulsada de Tonto por las damas puritanas), el jugador cínico, el banquero, el alguacil… cada uno es un arquetipo del western. No faltan la persecución de los apaches –una de las mejores escenas– y el duelo callejero.
 
Ford puso su sello de maestro en esta gran obra. La atmósfera épica, el drama, la emoción, la poesía de la imagen, el paisaje como elemento activo de la historia y hasta el humor lucen en la precisión de los diálogos y en el adecuado montaje, pero también en los largos travellings, en los planos fijos, en la profundidad de campo y en los contrastes de luz. Mención especial merece la inclusión de uno de los paisajes más fotogénicos y notables de EEUU: el Monument Valley –Ford volvería a incluirlo en otros films del oeste–, con su espectacularidad y omnipresencia, que encaja perfectamente en la grandiosidad del western.
 
Hacia fines de la década del 30 el cine del oeste era absolutamente infravalorado. Junto con “La diligencia” eclosionan otros títulos destacados. Aunque el film de Ford ha pasado a la historia como el que reivindicó a este género. Por otro lado, John Ford armó su elenco sin estrellas, por cuestiones presupuestarias. John Wayne venía protagonizando películas –en general de clase B– desde los ‘20, pero no era muy conocido para el público. Claire Trevor fue casi siempre una actriz secundaria, al igual que el resto del casting. Sin embargo, todos los intérpretes estuvieron a la altura del gran film que fue “La diligencia”, destacando particularmente Thomas Mitchell, como el médico beodo.
 
“La diligencia” obtuvo siete nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película y mejor director. Ganó dos: al mejor actor de reparto (Thomas Mitchell), y a la mejor música. A partir de este film John Wayne se transformó en estrella.    

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